El sabio es sabio porque ama. El loco es loco porque piensa que puede entender el amor.
En amor la experiencia no cuenta para nada; porque si contase no se volvería a amar.
En verdad, si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco.
Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente.